1147

Escrito por 22 agosto 2015 0 4

1.147

Pues sí señor. Yo quiero volver a 1.147.

El Sr. Mas, delfín del Sr. Pujol (vaya mérito) y que posiblemente será recordado como el del fin de la unidad de España, si no territorial, sí de la solidaridad, convivencia pacífica entre miembros de una misma familia, despolitización del deporte…,  quiere volver a 1.714 y ganar en los despachos una guerra que sus antecesores perdieron en el campo de batalla, recuperar los derechos que tenían y, ya puestos, declararse independientes, como si esto de perder derechos y privilegios después de una batalla sólo les hubiera ocurrido a ellos.

Sin el poder que le proporcionaba ser el partido bisagra, que hacía que los dos principales partidos nacionales gobernaran y miraran para otro lado mientras ellos hacían país (entiéndase caja),  no le queda otra al buen señor que destruir todo lo que está en su mano, CIU es un buen ejemplo, incitar al secesionismo, meter cizaña en Baleares y Valencia, etc. tratando así de ocultar él sabrá qué.

Por eso, puestos a jugar con el reloj de la Historia, a mí me apetece volver a 1.147, tiempo en el que el Reino de Murcia ocupaba parcial o totalmente las actuales provincias de Cuenca, Teruel, Castellón, Albacete, Valencia, Alicante, Murcia, Jaén, Granada y Almería, acuñaba su propia moneda – muy apreciada y valor de referencia en Europa-  y la agricultura y la artesanía  vivieron su máximo esplendor.

Una vez conseguida nuestra independencia, y como primer paso, obligaremos a hablar en jamalajá y castigaremos a los que se expresen en castellano o cualquier otra lengua afín al mismo, siendo considerados ciudadanos de segunda. Los comercios rotularán en jamalají,  teniendo un plazo de 11 días (once por aquello del mil ciento…) para hacer desaparecer los actuales. Las calles serán renombradas poniendo especial interés en hacer desaparecer del mapa las dedicadas a Jaime I, Alfonso X y sus parientes más cercanos. Para evitar conflictos en lo sucesivo, las calles dejarán de tener nombre y tendrán un número, para eso fuimos nosotros los que inventamos el sistema de numeración, y las avenidas tendrán también un número, pero romano, en un acercamiento a la anterior cultura y como prueba de que no somos rencorosos. Nuestra moneda será el dinauro con un valor inicial de un dinauro = 47 euros, como homenaje al año al que queremos volver. Nuestra bandera será un paño rectangular rojo con un agujero en el centro,  sin cruces, lunas, águilas, castillos, etc. para no herir sensibilidades, y mostrar nuestro talante, tolerancia y generosidad. El agujero será una doceava parte del total de la bandera, también como homenaje al siglo al que queremos volver. Se conservará la fiesta de los Reyes Magos, porque venían de Oriente, pero se prohibirá la Semana Santa que pasará a ser una Semana Cultural Adoctrinante, los Moros y Cristianos dejarán esta denominación y se llamarán: Fieles e infieles; también se prohibirá la Navidad, y con ella , por pura coherencia, la paga extra del mismo nombre. Las uvas las tomaremos con limonada.

Una  vez unificadas las 10 provincias y reconstituido el Reino, habrá un referéndum para elegir al primer rey, que será elegido de entre los 10 candidatos a rey (un candidato por provincia) pero advirtiendo de antemano que no será proclamado el que obtenga más votos sino el que quede en cuarta posición.

Los gastos de todo este proceso serán asumidos por las 40 provincias restantes, a cambio de nuestro compromiso a no ser hostiles con ellas en el futuro.

Dejando a un lado la ironía, pues el tema no es para bromas, la verdad es que mientras las tertulias de TV echan humo sobre el tema catalán, la corrupción, Grecia y poco más, descalificando a unos o a otros según su ideario político y nos aborregan año tras año con programas de entretenimiento vomitivos, mientras los periódicos sólo ven y publican lo  que les interesa según su afinidad política, mientras otros intentamos tomarnos las cosas con un poco de ironía, otros nos lamentamos en los bares de lo mal que está todo: la suciedad, la prostitución y la mendicidad organizada en las calles, el acoso de los gorrillas que nadie ve, la inmigración ilegal, el deterioro del Patrimonio, el abandono de la Huerta, los monopolios energéticos, la contaminación lumínica… los políticos (único puesto de la Administración al que se accede sin oposiciones) siguen instalados en el “y tú más”, se ladran pero no se muerden, se insultan pero lo arreglan con unas palmaditas en la espalda en los pasillos y hacen lo que quieren con tu voto (el de los que votan) con pactos postelectorales esperpénticos, el tiempo va pasando y mañana será otro día. Pero no nos preocupemos: la Liga de fútbol está a punto de comenzar, en seguida la Feria y, sin darnos cuenta,  la Navidad. No pasa ná. Pan y circo.

Continuará.

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