Buscaba en Internet un artículo de Pérez Reverte que leí hace años sobre las bondades, beneficios y ventajas de una colleja a tiempo, y me topé con el titulado «Cuánto lo sentimos todos», cuya lectura recomiendo, para que vean que nada ha cambiado. Bueno, ha cambiado pero para peor. Escrito en 2004, versa sobre el suicido de un muchacho de Fuenlabrada por acoso de sus compañeros. Han pasado 12 años y está totalmente vigente.
Recientemente hemos padecido otro caso. Esta vez cercano. En Aljucer. En Murcia.
Según los responsables educativos entrevistados –todos con cara de mucha pena- se habían seguido todos los pasos para evitarlo: se había activado el protocolo para estos casos, la Inspección había trasladado de centro a la niña acosada…. Y se quedan tan panchos. A los diez segundos recuperan la sonrisa y a otra cosa mariposa. Porque ellos lo tienen todo previsto, “empapelado” y esto les da una dosis de tranquilidad: Orden de 2002 creando el Equipo Específico de Convivencia Escolar, Resolución de 2006 dictando instrucciones para el acoso, Orden de 2006 creando el Observatorio para la Convivencia, Ley de 2013 sobre Autoridad Docente, Decreto de 2016 estableciendo normas de convivencia, los Planes de Convivencia, las Normas de Convivencia, Evaluación de la Convivencia, Jornadas, Encuentros, Intercambios y otras gaitas: papeles, papeles y más papeles. Mucho hablar y poco hacer.
Según lo anterior, cuando se detecta un posible acoso, quien lo detecte debe ponerlo en conocimiento del Equipo Directivo del centro (puede usar para ello el Anexo I), el Equipo Directivo pide información al tutor (Anexo II) y a la familia (Anexo III) pudiendo ya establecer medidas preventivas, como aumentar la vigilancia en los patios (demoledora, la medida). Si la información confirmara indicios de acoso hay que mantener entrevistas con el presunto acosado, con observadores no participantes, con los padres de la presunta víctima, con los padres de los presuntos agresores, con el presunto agresor, pero, eso sí, guardando siempre la debida confidencialidad. También se pueden solicitar orientaciones al Equipo de Orientación. Y según resulte de lo anterior, el Director podrá incoar un expediente: Instrucción del expediente (10 días), Alegaciones de los padres (10 días), Resolución del expediente (10 días), Reclamación al Consejo Escolar (2 días), Reunión del Consejo Escolar (no se sabe los días) según el Informe el Director dictará una nueva resolución (5 días) Recurso a la Dirección General competente que pedirá informes a la Inspección (no menos de 30 días). Si tenemos en cuenta que hablamos de días lectivos, vaya usted sumando y verá que no acabamos antes de 3 meses.
Farragoso, ¿verdad? Pues si resulta farragoso leerlo, y está muy abreviado, imagine usted cómo será hacerlo. ¡Ah!, y no te equivoques de Anexo o se te pase un plazo porque se te caerán todos los palos del sombrajo y tendrás que empezar por la punta otra vez.
El profesorado necesita más autoridad y tener más tiempo para educar en el aula, los pasillos patios y hasta por la calle, y menos papeleo (informes, boletines, programaciones…) que luego nadie lee y queda amontonado en algún almacén.
Lo que vemos por televisión (energúmenos acosando a otro, más débil siempre, mientras un tercero graba) ha de tener una respuesta de oficio fulminante de la Administración, sin papeles. Y si se opta por trasladar a alguien de centro, que sean el agresor y el cámara los que se vayan, no el agredido.
¿Pretendo justificar la colleja a tiempo? No. Al menos, no del todo. Sé que la violencia no se combate con más violencia. Lo contrario sería una barbaridad, una vuelta a las cavernas, al Lejano Oeste. Pero lo que tenemos tampoco sirve. Nos lo confirman los niños, desgraciadamente, de vez en cuando.
Póngase durante unos segundos en la piel de los padres cuyos hijos (estamos hablando de niños con toda una vida por delante) se han suicidado. ¿Qué? Cambia la perspectiva, ¿verdad? ¿Y si fuera su hijo el próximo? El Lejano Oeste lo vería más cercano. Seguro.
Este comentario fue publicado por el diario La Verdad, de Murcia, el 24 de enero de 2017.
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