Feria, pan y circo.

Escrito por 17 septiembre 2017 0 0

Quiero felicitar al creador o creadores de los carteles de la Feria 2017 porque han sabido plasmar gráficamente la idiosincrasia de muchos jóvenes y no tan jóvenes murcianos. También quiero felicitar al que o a los que han pagado dichos carteles.

1º. Una chica, copa de vino en ristre, va a contar en los Huertos (nadie me ha sabido explicar por qué se llaman así) que ha conocido a alguien en la playa. Premio a la paciencia: Hemos encontrado a alguien capaz de esperar más de cinco minutos para contar a sus amigos cómo se siente, lo que le pasa, lo que le gusta o no, etc. Da igual si es paciente o no. Eso no deja de ser una broma. Me refiero al vino.

2º. Un chico, quintico de cerveza en la mano, dice haber estado en el backstage de una cantante y lo va a contar en los conciertos. Otro paciente. Pero éste sabe inglés. Debe ser el paciente inglés. Ha estado en el blackstage. Usar “entre bambalinas” o “entre bastidores” suena cutre. Además, el que te escucha no va a saber de qué le estás hablando. Me refiero ahora a la botella y al uso gratuito del inglés.
Después, haremos una campaña sobre el Consumo responsable, crearemos el Observatorio para la prevención, seguimiento y control del acceso precoz al alcohol por parte de los jóvenes, y daremos lugar a enfrentamientos entre la policía y los participantes en los botellones, pero ahora, la mitad de la cartelería va orientada, subliminarmente, al consumo de alcohol.
El tercero: La niña que ha aprendido a patinar  y el cuarto que se ha puesto como un tizón, pues vale. Depende de los gustos. Pero vale.
Feria de las novedades: conciertos, Huertos, romería (Con permiso amigo lector, un inciso: ¡Un besazo Morenica!), atracciones, actividades en el río, Moros y Cristianos. ¿No les suena del año pasado y los anteriores?

Del teatro y los toros ni una letra no sea que se moleste alguien.

La programación, mediocre como corresponde a un público que se conforma con poco. Bares llenos y teatros vacíos. No digamos nada si además de todo te regalan el pastel de carne. Las colas nos llevan a los mejores años del racionamiento de la postguerra.

Éxito de público – lo que hay que oír – Pero que nadie se arrogue el mérito. La gente llenará los mal llamados Huertos, verá a los Moros y Cristianos y dejará vacío el teatro con cartelería o sin ella.

Una nota positiva para terminar: gracias a los que han pensado en llevar algo de alegría a los niños, especialmente a los que están en la Arrixaca.

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