Griegos y egipcios ya reconocían un cierto grado de protección a delincuentes, acusados de delitos o gentes inocentes en sus templos. Entre otras cosas para que éstos gozasen de una cierta independencia, los vieran como algo superior, ajeno a lo terrenal, y se ganasen el respeto de todos. Intervenir en ellos hubiera supuesto una profanación. ...
Juan de Murcia
Pan y circo