En enero de 2016, el señor Iglesias ofrecía a Pedro Sánchez un gobierno de izquierdas en el que estuviesen él y miembros de su partido en proporción a los resultados electorales. No fue posible. En estas últimas elecciones la oferta sigue en pie: un gobierno de coalición con los ministerios en proporción a los resultados, (resultados que no son fruto fiel de lo que han votado los españoles y las españolas sino de lo que dice D. Victor d’Hondt, si no que alguien justifique cómo es posible que un partido con 19.000 votos tenga un representante y otro con 220.000 no tenga ninguno), y lo veo bien, lo de la proporción quiero decir, y ambos partidos, el PSOE a la fuerza y ahora el “no es no” es “sí es sí, y Podemos han empezado a mostrar su talante negociador, conciliador, a olvidar viejas rencillas, que yo no quería, que fíjate tú, etc.
El art. 37 del Reglamento del Congreso regula cómo se forma su Mesa y permite el mercadeo público y descarado de votos y voluntades para lograr más y mejores puestos en ella. Hasta aquí todo bien.
Pero, ¿qué se puede pensar de estos dos partidos de izquierdas, progresistas, feministas, europeístas, perfeccionistas y otros “-istas”, defensores a ultranza de la igualdad, reyes de la tolerancia y el respeto a las bases, cuando se unen y buscan apoyos para impedir que otro partido, se llame como se llame, esté en la Mesa en proporción a los resultados electorales? ¿Esto es legal? ¿Se puede amordazar a los representantes de varios millones de votantes por muy diferente que piensen a ti?
Si la Mesa se formara aplicando la ley que los ha llevado a todos al Congreso, el mismo día de las elecciones conoceríamos su composición, evitando las 5 horas de votaciones, desempates, préstamos, devoluciones de préstamo con intereses, cordones sanitarios, el trapicheo y otros comportamientos que deberían avergonzar a los que participan en ellos, y el PSOE tendría 3 miembros, PP otros 3, Vox 2 y Podemos 1, cifras algo alejadas del resultado final. Luego dirán de la abstención.
Pero esto es lo que hay. Personas como el presidente de la Mesa de Edad y algunos pocos más te permiten tener todavía un poco de fe y confiar que, algún día, todo esto cambie. Son un canto a la esperanza.
Este comentario fue publicado en el diario La Verdad, de Murcia, el 12-12-2.019
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