Pervertir el lenguaje para llamar la atención y tener unos días de gloria, está siendo un recurso recurrente.
La señora Montero nos alegró el día cuando acuñó el término portavoza, vocablo que supondría el femenino de un femenino, es decir un refemenino o un femenino al cuadrado. La RAE ha dicho que nones pero ella sigue en su lucha de feminizar hasta el diccionario. Ahora, cuando visite las provincias gallegas pida usted en el quiosco La Voza de Galicia, hable de lo que publica Vozapópuli, diga quién lleva la voza cantante, aconseje no levantar la voza, sugiera que el coro haga la segunda voza, defienda que todos tengan voza y voto, recuerde consultar el buzón de voza, pida que alce la voza al que hable en voza baja, ensalce al tenor que tenía un torrente de voza, desvele un asunto por ser un secreto a vozas, expanda una noticia corriendo la voza, pida el calmante a vozas, dé la voza de alarma, susurre a los niños canciones a media voza y si quiere oír mejor las ocurrencias de la clase gobernante: pida al técnico más cercano que le ponga a la tele o la radio unas altavozas más potentes. Con su ayuda, portavoza entrará en la RAE.
Sin habernos recuperado del todo, prometió mantener el secreto de las deliberaciones del «Consejo de Ministras” – la próxima denominación puede ser de ministras progresistas o ministras menores de 45 años o que midan más de uno setenta- y me pregunto si, aparte de la charlotada que supone en sí el hecho y la pasividad de la notaria mayor del reino y del rey en no reconducir estos inventos fulminántemente, tendría algún tipo de connotación o traza de ilegalidad. Porque, qué ha prometido realmente: nada, pues su compromiso es sobre lo que se acuerde en un ente que no existe.
Acabada la faceta folclórica, llega la cruda realidad: erradicar la violencia de género y sus consecuencias. El primer paso ha sido dar más dinero para prevención y el porcentaje de asesinatos ha subido, luego no es el camino. El segundo “hacer políticas feministas, porque el problema está en la desigualdad, convocar la conferencia sectorial para impulsar un protocolo, …”, como si esto (dar más dinero, los protocolos, las manifestaciones, los lazos, las pancartas…) llegara y disuadiera al que lleva en la cabeza matar o matar y suicidarse.
Es muy difícil, por no decir imposible, pero si antes se hacía mal y ahora se va a hacer bien, no debe extrañarse si se le piden resultados. De momento vamos mal, muy mal.
Este comentario fue publicado en el diario La Verdad, de Murcia, el 29-2-2.020
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