Juan de Murcia

El bueno de Pablo Hasel ha sido encarcelado. Los jueces no han entendido su arte.

En vez de presentarse en prisión, se “acogió a sagrado” en la universidad de Lérida, amontonando un puñado de mesas y sillas para dificultar su detención. Toda una idea táctica a copiar por los mandos de la OTAN. Durante el desalojo grita: “Muerte al Estado fascista”. Arrepentimiento cero.

Algunos políticos lo presentan como un nuevo mártir condenado por ejercer su libertad de expresión, en lugar de acatar las sentencias judiciales o contar la verdad: ha sido por reincidir en sus mensajes de odio y ningunear a los jueces, y de paso aprovechan para animar a los jóvenes antifascistas que están pidiendo justicia y libertad de expresión en las calles. El terreno está abonado.

Sus seguidores, mayoritariamente amigos de lo verde, los carriles bici y enemigos del CO2 incendian motocicletas, contenedores de plástico y cualquier cosa que arda, con peligro para las viviendas cercanas, produciendo más contaminación que todos los vehículos a motor de Cataluña juntos, pero ahora es por una causa justa.

Se envía a los mossos como a los muñecos de feria que tienes que derribar con tres pelotas para ganar el osito de peluche y encima sus responsables políticos los acusan de actuar violentamente. Los negocios de las plantas bajas son atacados por la turba, destrozando mobiliario urbano, mamparas, escaparates, robando aquí y allá y las consejerías se tapian como si esperaran la llegada de un ciclón.

Y es que la calle tiene que estar entrenada y la cadena de mandos bien engrasada por si hay reingreso de “els presos politics”, por si no les conceden los indultos, por si plantean el referéndum, por si se declara la DUI, etc. El rapero poeta y sus seguidores no se dan cuenta de que están siendo utilizados.

El presidente Sánchez dice que asegurará y trabajará en esto y en aquello, pero hoy no: mañana. Los inversores huyen. La oposición pide la dimisión del socio minoritario del Gobierno, pero nadie añade “que aquí tienes 35 de mis diputados para que gobiernes dentro de un nuevo orden”

Para utopías estamos.

Este comentario fue publicado en el diario La Verdad, de Murcia, el 26-2-2.021