Ha hecho falta una pandemia que se ha llevado por delante más de 150.000 españoles, según The Lancet, y una guerra en Ucrania, que además de en el corazón, nos ha tocado en las cosas de comer, para que esta España anestesiada despertara del letargo al que nos ha sometido el Gobierno a base de subsidios, subvenciones, entregas a cuenta, competencias, etc. todo ello con dinero que ni tiene ni es suyo y que va engordando cada día la deuda externa con tal de llegar a 2024 en la poltrona, en lugar de utilizar todas sus fuerzas en recuperar el sector primario y el tejido industrial. La pandemia demostró que no teníamos infraestructuras para hacer una humilde mascarilla, ni un EPI, ni cientos de artículos cotidianos que hemos dejamos que hicieran otros. Nosotros hemos perfeccionado la elaboración de paparajotes y marineras.
Con la guerra nos enteramos que el 70% del aceite de girasol que consumimos viene de Ucrania, así como otros cereales, alimentos para la ganadería y hasta la tierra para hacer los azulejos.
También que tenemos uranio que aliviaría nuestra dependencia energética, y lo importamos de Rusia. Pero, “nucleares no, gracias”. Es mejor depender de Francia que la consigue mediante estas centrales. El Gobierno no reacciona.
Entiendo que dependamos de aparatos de alta tecnología que no esté a nuestro alcance, y aquellos bienes que estén protegidos por patentes, pero escuchen señores gobernantes: con el clima, las ricas tierras y tres millones y medio de parados que tenemos, ¿me van a decir que no sabemos sembrar maíz, cebada, trigo o pipas para no depender de fuera hasta en esto? ¿Cuándo vamos a tener una política agraria que priorice y ampare lo nuestro?
Pero Pedro, la calle ha reaccionado, no la puedes exprimir más para seguir con tus derroches y tus películas.
Este comentario fue publicado en el diario La Verdad, de Murcia, el 28-3-2022
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