Ha pasado un mes desde la tragedia de Valencia y Albacete. La prioridad debe ser la búsqueda de los desaparecidos y eliminar trabas, burocráticas o competenciales, para que las ayudas económicas lleguen cuanto antes, pero paralelamente, aunque en segundo plano, hay que empezar con las infraestructuras para que esto no vuelva a pasar o al menos no con tanta desgracia.
Los políticos, salvo excepciones, fieles a la tradición, han dado toda una lección de vulgaridad e inexperiencia como corresponde a lo que son: una manada de mediocres, enchufados, únicos funcionarios que obtienen el cargo sin superar una oposición ni reunir unos méritos por estudios, idiomas, experiencia laboral, etc., incompetentes con competencias, que no han sido capaces de redactar un sencillo protocolo de emergencias igual para todo el territorio nacional, ni gestionar la tragedia cuando se estaba inundando el pueblo, ni mantener los cauces en condiciones, ni hacer simulacros de evacuación… Si no existieran no notaríamos la falta.
Hasta el huertano más obtuso sabe que si el brazal está años sin mondar y lleno de malas hierbas, si echa el agua para regar, ésta se desbordará e inundará los huertos junto al mismo. Las ramblas deben estar libres de depósitos de bajadas anteriores que se deberían añadir en las motas para aumentar su capacidad. Hay que eliminar cañas, troncos, escombros, basuras, electrodomésticos… porque obturan los ojos de los puentes y el agua hace todavía más daño, poner cada equis metros correctores de torrentes para frenar el agua… Pero, ¿de quién depende la rambla? Del Gobierno. Pues eso.
Todo son preguntas sobre dónde estaban fulano y mengana. Pero nadie pregunta dónde está el agua. Nos aburrimos de oír que vamos a una desertización, que no hay agua para regar y a veces ni para beber, las luchas por los trasvases… y cada vez que llueve el agua hace más o menos daño, se va al río y de allí al mar. No se hacen pantanos, embalses, desvíos de cauces, tanques de tormenta…
Seguiremos pagando indemnizaciones, dando ayudas tardías, enterrando a nuestros muertos y haciendo desaladoras que tienen menos impacto paisajístico.
Este comentario fue publicado en el diario La Verdad, de Murcia, el 26-11-24
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