Llegadas estas fechas surge la polémica sobre si es más o menos adecuado decir feliz Navidad, felices fiestas o feliz solsticio de invierno, pero no voy a entrar en esa guerra pues no es el tema de hoy, sólo por orientarles les diré que estoy más en la línea de D. Arturo Pérez Reverte que de los mequetrefes y mequetrefas que nos gobiernan y sus adoradores y adoradoras.
El tema es que hemos perdido la ocasión para demostrar que de verdad somos solidarios y estamos afectados por las desgracias de la dana que ha dejado más de 220 muertos y pérdidas materiales, que teniendo en cuenta la velocidad en solucionar problemas de nuestros políticos, tardarán años en remediar. Muchas caritas largas en las visitas, pero se dan la vuelta y hasta luego Mari Carmen.
Está muy bien ayudar a quitar barro y enviar dinero a Cáritas, pero una catástrofe de esas dimensiones requiere algo más, algo que nos ayude a no olvidar y este año tocaba una iluminación moderada o inexistente como respeto a las víctimas.
Me consta que al menos un municipio decidió no poner luces navideñas y donar el gasto a los afectados, pero fíjense ustedes: no recuerdo el nombre. Estos gestos no venden. Y esta línea es la que debimos seguir: poner pocas o ninguna y los gastos del montaje, desmontaje y consumo donarlo.
No sé qué nombre darle: si protesta silenciosa, despertador de conciencias o rareza, pero este año las dos mil bombillas que decoraban los arbustos de mi fachada en años anteriores las he alineado y confeccionado un rótulo que se ve a varios cientos de metros de distancia que dice simplemente: VALENCIA.
Si no lo ha visto no se preocupe: todavía está a tiempo, pues no lo voy a apagar hasta que no haya recibido las ayudas el último de los afectados y desaparezcan las huellas que dejó la dana.
Este comentario fue publicado por el diario La Verdad, de Murcia, el 31-12-24.
Escribrir una respuesta