Casi todos los días de la semana disfruto entre 30 y 60 minutos del atasco del nudo de Espinardo respirando el aire puro procedente de los tubos de escape de los camiones. Hablamos del tema, lo denunciamos, pero los años pasan y el problema sigue.
Los responsables de que esto, y otras cosas que nos afectan, cambie están en otras cosas: que si el hermano y la mujer de éste, que si el novio de aquella, que si la mano derecha del presidente, que si los trenes, que si voy o no voy a la cita, que si el absentismo laboral, que si tú más, que si te pongo una querella, que si te pongo una contra querella, que si el juez prevarica, que si sois unos corruptos, que si las mascarillas, que si la banda terrorista está viva o muerta, que si las maletas venezolanas llevaban oro o no, que si el emérito, que si la colonización de las instituciones, que si el Constitucional, que si el fiscal general, que si la inmigración sí o la inmigración no con tres millones de parados, que si con la que está cayendo el objetivo prioritario del ministro de Exteriores sea que se hable catalán en el Parlamento Europeo, que si el cupo catalán, que si la vivienda, que si faltan médicos y maestros, que si Israel, que si Gaza, (Ucrania ya no vende), que si Kamala, que si Trump, que el cambio climático, que si la sequía, que si no me trasvasas agua, que si los pozos de sequía, que si el Mar Menor, que si la Semana de la Huerta pero sin la Huerta, y un largo, largo etcétera.
Cuando eres espectador de toda esta parafernalia, cuando se hacen propuestas de mejora y nada cambia, cuando se alimenta el pan y circo, cuando estás seguro que este comentario será válido el año que viene, entonces es cuando te gustaría ser un Fernán Gómez y decir alto y claro: ¡A la porra!, ¡Váyanse ustedes a la porra! (Ya me entienden)
Este comentario fue publicado en el diario La Verdad, de Murcia, el 26-10-24
Escribrir una respuesta