Decía el filósofo y poeta indio R. Tagore en una de sus frases famosas: “Si lloras porque se oculta el sol, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas”. Este comentario guarda cierta relación con ellas y me ha parecido un buen comienzo.
¿Por qué estamos los murcianos, y muchos pueblos más, claro, condenados a no ver las estrellas? ¿Es necesario iluminar calles, plazas, jardines, rondas, etc. hasta el punto que puedes leer en ellas el periódico a cualquier hora de la noche? ¿Es, acaso, la contaminación lumínica (como la obesidad) una característica de las sociedades que se creen avanzadas, un indicador de progreso que hay que asumir irremediablemente, o es más bien el resultado de la abulia de las autoridades, el desconocimiento de los técnicos o hay detrás algún trasfondo económico?
Me consta que se han desconectado un gran número de farolas aunque no creo que haya sido por reducir la contaminación sino más bien el importe del recibo de la luz, tema que no es baladí, no obstante. También que nos unimos al apagón de una hora que secundan otras 300 ciudades españolas, pero esto, que está muy bien, no deja de ser más que la noticia de apertura de un telediario y poco más: un movimiento testimonial, simpático, que siguen precisamente los que ya están concienciados.
“Fíjate si te quiero que te doy las hojas más grandes de la lechuga”, reza un dicho popular menos poético que el anterior pero más nuestro. Y en eso deben estar las mentes pensantes que proyectan, autorizan y pagan la iluminación de nuestro entorno: primero te lleno la calle, plaza o ronda de farolas, que a unos 2.000€ de media por unidad ya cunde, y luego las vamos desconectando y marcando con cinta aislante amarilla, para ahorrar. ¿Tan difícil es calcular lo que hace falta y evitar que después suceda esto o hay algo más detrás de este despilfarro?
A ver si vamos a estar en manos del que despreció la escayola para curarse de una fractura y exigió mármol al traumatólogo porque podía permitirse pagar algo mejor.
Necesitamos personas con más luces y ciudades con menos luz. Personas que tengan claro que contaminación nunca va asociada a sostenibilidad, palabra fetiche de los políticos actuales. Dejen la ciudad a partir de una hora en una penumbra que no merme ni la seguridad vial ni la ciudadana y déjennos ver las estrellas. Cientos de ciudades al norte, como Berlín, que no creo que sean sospechosas de ir retrasadas en algo, lo hacen. Además podrán presumir de haber adoptado una medida cien por cien sostenible.
El planeta, las arcas municipales y casi todos murcianos se lo agradeceremos.
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Este comentario fue publicado en el diario La Verdad, de Murcia, el 16-8-16
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