Los nuevos mártires

Escrito por 6 marzo 2017 0 0

Periódicamente, la RAE añade y quita palabras a su Diccionario, casi siempre con cierta polémica, pues estamos los que pensamos que si podemos comunicarnos con palabras nuestras, no hay por qué castellanizar términos procedentes de otros idiomas ni dar carta de naturaleza a palabras que siempre nos dijeron que estaban mal dichas, y que te pudieron acarrear problemas en tu tiempo de estudiante por utilizarlas, y ahora son aceptadas, aunque tildadas de “vulgarismo”. Ya tenemos bastante como para seguir fijando más palabras extranjeras cada año. El lema: “Limpia, fija y da esplendor”, especialmente lo primero y lo último, queda bajo sospecha cuando se facilita su inclusión porque la calle ha decidido hablar mal y no usar lo nuestro por comodidad, desconocimiento o ignorancia: backstage, coach, bite, hacker, tuit, brick, tunear, cederrom o friki son algunas perlas introducidas últimamente.  Además de aceptar otras como toballa, almóndiga y amigovio.

Al amparo de esta corriente facilona de “creación” de nuevos vocablos, les invito a crear uno que se adapte a las siguientes 7 acepciones:  Primera.- Aplícase a la persona bien, culta, que no ha dado un palo al agua en su vida, y que se dirige a los demás como si fuéramos idiotas o nos faltara un hervor. Segunda.- Persona con estudios que no entiende  que tener 50 es menos que tener 62 y que 26 es aún menor que 50 y acaba aniquilando su propio partido político. Tercera.- Agitador que tira la piedra, incitando a la secesión, y esconde la mano, alegando desconocer que incumplir la ley es ilegal, trasladando la responsabilidad de sus actos a los sublevados. Cuarta.- Persona que conoce que algo está mal y sus consecuencias y manifiesta que lo volvería a hacer otra vez. Quinta.- Representante de la burguesía catalana que coquetea con la plebe, la cual lo ningunea y consigue apartarlo de su carrera hacia el éxito. Sexta.- Persona adulta oriunda de una ciudad que necesita ir acompañado de cuarenta mil personas para cruzar la calle. Séptima.- Aprendiz de mártir.

Si cuarenta mil personas, aunque sean dieciséis mil,  pueden dejar sus lugares de trabajo para hacer de palmeros de quien sea y la  ciudad sigue funcionando bien, con normalidad, está claro que hay cuarenta mil, o dieciséis mil personas que sobran. Habría que revisar este tema. Tal vez todavía podamos sacar algo positivo de todo esto.

Por otra parte, llevamos cuarenta años dándoles todo lo que han pedido. Pues, si ahora piden mártires, no nos quedemos con pena y démosles los que en justicia merezcan.

No hay comentarios todavía.

Escribrir una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *