Señoras y señores, con todos ustedes: el verano. El verano ha llegado a la ciudad, al parecer, para quedarse. Signos inequívocos lo confirman: ropa corta, más cervecitas en las terrazas de los bares, duchas en las fuentes públicas, abanicos, primeros baños en el mar y lo asegura el hombre del tiempo, que últimamente acierta casi siempre.
Pero hay otro signo que lo demuestra. El más genuino. El más de la tierra. El más nuestro: Nuestros políticos empiezan a hablar de la falta de agua. Vuelven con la vieja cantinela: se necesita un gran Pacto Nacional del Agua, el agua debe ser un asunto de Estado y bla, bla, bla… Si lo tienen tan claro, ¿a qué esperan?
Cosecheros, exportadores, confederaciones de regantes, vuelven a exigir agua para seguir siendo el principal productor de frutas y verduras de Europa, crear puestos de trabajo y riqueza, y volvemos a escuchar las mismas explicaciones: la cabecera del Tajo no tiene agua (y es verdad) y no podemos esperar más trasvases para regar, aunque eso sí: tendremos garantizada agua para beber, todo un éxito de gestión: conseguir que los murcianos no muramos de sed. Esto es gestionar.
Luego parchean la sequía recurriendo a las denostadas desaladoras zapateriles y, cuando esté a punto de reventar el conflicto, aprobarán la apertura de los pozos de seguía; una lluvia ocasional aliviará la situación unos días y hasta el año que viene. Lo del Agua para todos ya no vende. Ahora, la culpa de no haber agua será del año que estuvimos sin gobierno o de la guerra de Irak.
Y es que están tan ocupados con el no es no, el sí es sí, referéndum sí o referéndum no, yo corrupto y tú más, que en Andorra o en Panamá, mociones de censura tú o yo, que te cambio este juez por aquel otro, que si imputación formal o imputación a secas, que si AVE por aquí o Ave por allá, las elecciones en EE.UU o Francia –me gustaría saber cuánto tiempo dedican allí a las nuestras- , primarias o no primarias, el Brexit, cabalgata de reyes clásica o alternativa, carnaval, fiestas de primavera, sardina va y sardina viene y tanto tocar el pito sardinero, que no tienen tiempo de hablar y conseguir algo tan de sentido común, que suena a infantil, como el que todos los españoles tengamos acceso al agua en cantidad y calidad suficientes siempre, las cuatro estaciones del año, tanto para beber como para regar por inundación o por goteo con una política de trasvases real y efectiva, construyendo nuevos embalses donde sea necesario y mantenerlos siempre casi llenos, esté el agua donde esté y pase por la comunidad autónoma que sea. Por lo que nos toca, deberían poner en marcha ya de una vez el trasvase del Ebro y si en otras zonas del país necesitan agua que la cojan del río que la tenga antes de que vaya a parar al mar.
Ahora están de moda el Corredor Mediterráneo y Murcia Río –de momento con tilde- Y sin agua qué vamos a exportar, ¿troncos de árboles secos? Y en el río qué vamos a hacer, ¿pruebas de trial?
Todos tenemos gasolina, gasoil, gas y electricidad se genere donde se genere. ¿Por qué no pasa lo mismo con el agua?
Este comentario fue publicado en el diario La Verdad, de Murcia, el 1 de junio de 2017
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