¿Igualdad o igual da?

Escrito por 18 marzo 2018 0 1

Venimos de donde venimos. Una sociedad rural, minifundista, pobre, agrícola y ganadera a pequeña escala en la que había que arrancar a la tierra lo necesario para subsistir. Las familias eran súper numerosas, y no porque no hubiera televisión, sino porque había que repartir las tareas. Las más rudas (arar, cavar, regar, sembrar, trillar, ordeñar, podar…..) eran encomendadas a los hijos y las menos a las hijas, no por humillarlas o menospreciarlas sino por razones obvias.

La industria, la maquinaria, la mecanización, la agricultura y la ganadería intensivas, la pesca, las fábricas, el comercio, el turismo, las nuevas tecnologías, han creado cientos de nuevos empleos que no precisan exclusivamente de la fuerza física sino de la valía personal, profesional e intelectual de cada persona.

Cambia la mentalidad y la mujer se va incorporando paulatinamente al mundo laboral. Negar que todavía hay diferencias y queda mucho por hacer es tan desafortunado como pensar que no hay avances.

Los políticos ponen la nota cómica: empiezan por pervertir el lenguaje y de los vascos y vascas, los compañeros y compañeras pasamos al miembros y miembras y al portavoces y portavozas. Se quejan porque no hay mujeres a la cabeza de las empresas del IBEX sin percatarse de que ninguna mujer lidera los partidos políticos o los sindicatos.  Siguen su perversión con algo tan artificial como las listas cremallera. Hasta las borrascas tienen, alternativamente, nombre de mujer y de hombre. Niegan el apoyo para que un español llegue al Banco Central Europeo porque prefieren una mujer. No dicen cuál ni por qué pero eso sí, que sea una mujer. Y lo más insultante: la paridad. Todo ello, claro está, para proteger a las mujeres. Discriminación positiva. Hombre, si es discriminación empezamos mal. Si yo fuera mujer esto me parecería humillante y me sentaría como una patada en la cabeza.

Cuando sales del mundo mediocre de la política y llegas a lugares serios toda esta manipulación lingüística y especialmente lo de la paridad deja de funcionar, sorprendente y afortunadamente casi siempre en beneficio de la mujer.

Recientemente se han celebrado oposiciones a notarías, las más duras del país, donde no valen coplas, enchufismos ni amiguismos, sólo sirve la valía de los opositores. Pues bien, de las 83 plazas convocadas 52 han sido ganadas por mujeres, una de ellas con 25 años, posiblemente la notaria más joven de España y además murciana. Muy bien Ana. Si los convocantes les “hubieran hecho el favor” de reservarles 42 plazas, por aquello de la paridad, 10 mujeres se hubieran quedado sin plaza y habrían sido para 10 hombres menos capacitados que ellas.

Los límites de la mujer deben estar en su capacidad, su iniciativa, su esfuerzo, su preparación, y, así, los problemas que se han planteado estos días desaparecerían. Si a la hora de cubrir un puesto de trabajo en su empresa le ofrecen o le dan a elegir entre un hombre y una mujer no piense en la igualdad y diga: “Igual da, el mejor de los dos”

Este comentario fue publicado por el diario La Verdad, de Murcia, el 22.3.18

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