El Bando y la Banda de la Huerta. Exaltación y vergüenza.

Escrito por 12 abril 2018 0 0

A finales de los 60, el Bando de la Huerta era una fiesta en estado latente hasta que un año las emisoras de radio locales, entonces Radio Juventud y Radio Murcia preferentemente, hicieron una campaña muy fuerte a favor de la participación en ella. Todos los amigos de entonces nos vestimos, como Dios manda, y llevábamos, entre otros accesorios, el mechero de yesca, un capazo con habas y una bota de vino, (medio litro más o menos) de donde bebíamos todos (8 o 9), dábamos de beber a algunos del público y sobraba. Allí se acababa el festín alcohólico.
Hoy día la participación es más que multitudinaria. Un gran día para exaltar las costumbres de la Huerta y pasarlo bien en familia o con amigos. Perfecto. Una muestra de civismo, alegría, empatía, convivencia, risas y felicidad, y si la climatología acompaña, mucho mejor. Mi reconocimiento. Pero paralelo al Bando de la Huerta ha ido creciendo año tras año, con la aquiescencia de las autoridades municipales y para vergüenza de propios y extraños, la Banda de la Huerta. Un botellón alejado de la Gran Vía donde miles de jóvenes, con el pretexto de ser el día que es, ataviados con deportivos, vaqueros, un chaleco o una faja y la inevitable bolsa de plástico con varios litros de bebidas alcohólicas, se divierten de la única manera que saben: bebiendo. Si no llevan el vaso en la mano parece que les falta algo. Luego pasa lo que pasa. Están los que controlan y se ponen a nivel, los que no controlan y hay que atenderlos hasta que se recuperan un poco y se les va pasando y los que dan el puntazo y necesitan la intervención de ambulancias y servicios de urgencias. A estos últimos, junto con el parte de alta les daría la factura por la atención recibida. Emborracharse no es una enfermedad ni un accidente.
Si mal no recuerdo, la ordenanza municipal sobre venta y consumo de bebidas alcohólicas, redactada pensando en el derecho a la salud de los ciudadanos, la responsabilidad de los poderes públicos en la tutela de la salud, el disfrute de un medio ambiente adecuado para proteger y mejorar la calidad de vida y otras lindezas tomadas de la Constitución, en el término municipal de Murcia queda prohibido el consumo en las vías y espacios públicos. Contravenir dicha norma está sancionado con multa de 150,25€
Las autoridades o sus portavoces se arrogan todo lo positivo, que afortunadamente es mucho y me alegro por ello, pero lo negativo lo dejan como dato estadístico: “sólo un dos por ciento ha hecho esto”, “un tres por ciento ha hecho aquello” etc. Nadie dice, o yo no lo he oído: “y haremos lo posible para que no vuelva a suceder”. Se da como algo colateral, un canon que hay que pagar inevitablemente. ¿Tomaría una cápsula de omeprazol de un bote de 100 si le dicen que dos de ellas contienen cianuro o algún material radiactivo tan de moda estos días? Ve como el dos por ciento es muy importante.
Para ser justos, al artículo que prohíbe el consumo de alcohol en la calle habría que añadirle: “excepto en el Bando de la Huerta y otras fiestas de guardar”

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