Es una costumbre no escrita dar a los cargos electos cien días de tregua, para que se vayan asentando en sus responsabilidades y después empezar a criticar o alabar sus decisiones, siempre desde una perspectiva constructiva, o así debería ser. Pero con el señor Sánchez va a ser complicado.
Ahora todos sabemos bien lo que es una moción de censura y pronto sus consecuencias: va asociada a la elección de un nuevo Presidente del Gobierno. Se trata de evitar el triunfo de las mayorías negativas capaces de derribar a un gobierno e incapaces de nombrar otro mejor, o distinto. Es decir, la censura va íntimamente ligada a la investidura. No es posible hacer sólo la mitad. Pero, ¿se ha hecho lo segundo? En las anteriores sesiones de investidura, el candidato presentaba su programa de gobierno y era seriamente evaluado durante dos o tres días y después recibía o no la confianza del Congreso o por mayoría absoluta en un primer intento o mayoría simple cuarenta y ocho horas después. Pero, ¿alguien ha escuchado el programa del señor Sánchez? Se ha limitado a decir que respetará la Constitución y los Presupuestos, en un claro guiño al PNV, el gran beneficiado, cuyos cinco votos no podía perder. Hubiese sido más valiente decir: “aceptamos los presupuestos para poder echar a andar pero, de haber tenido que crearlos de nuevo, mi gobierno haría esto en Defensa, esto en Educación, esto en Medio Ambiente, esto en Hacienda, esto en Exteriores, esto en Fomento, y en el resto de ministerios, esto en Cataluña, esto en inmigración, esto en Dependencia, esto respecto la libertad de expresión,…. Y una vez que ustedes saben cómo pienso y lo que voy a hacer, someto mi programa a su aprobación y espero que me invistan Presidente”. Pero no. No ha sido así. Se ha cobijado en que la mayoría de los partidos querían la cabeza del actual presidente y hubieran investido igual a Sánchez que a cualquier otro u otra que se hubiera presentado. Constitucional sí, pero…
Entonces, ¿quién le va a pedir explicaciones de lo que hace o no hace dentro de cien días? ¿Ha prometido hacer algo? Todo lo malo será culpa de unos presupuestos que tuvo que asumir por la estabilidad, responsabilidad o cualquier otro pretexto. Creo que nos dará más de una tarde de gloria antes de ese tiempo.
De momento, la economía va bien. Es como un barco que te cuesta sacar del puerto pero una vez que navega es difícil detener, aunque tenga los motores parados, y esto puede ser un bálsamo. Las recientes experiencias con este partido en el poder son poco halagüeñas. Ahora tiene el viento a favor. Es una suerte para todos. Las penas, con pan, son menos. Suerte que le deseo en su andadura pues sus aciertos nos beneficiarán a todos y sus desgracias aumentarán las nuestras.
Ha abierto una puerta peligrosa, constitucional pero peligrosa. No se confunda. En el momento en el que defraude a siete odiadores de Rajoy y cambien de objetivo, puede verse usted fuera del Gobierno en siete días.
Este cometario fue publicado por el diario La Verdad, de Murcia el 4-6-2.012
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