Problemas y problemos por el lenguaje.

Escrito por 18 junio 2018 0 0

Ya conocen mi opinión sobre los que retuercen y pervierten el lenguaje para darle un tinte feminista, para resaltar que en cualquier colectivo hay también mujeres. A la ristra de compañeros y compañeras, niños y niñas, nosotros y nosotras, y otras lindezas más, ahora hay que añadir una nueva patada al masculino genérico acuñada por las primeras espadas de la política del país de países: Consejo de Ministras y Ministros. Nos sorprenden cada día. Se superan. No tienen techo.
A principios de mes, CC.OO interpuso una denuncia a una empresa aceitera cordobesa por un supuesto caso de discriminación por sexo al no abonar a tres trabajadoras los atrasos devenidos de la firma del convenio. “No se trata de una cuestión económica –agregaba- ya que de hecho las mujeres son una minoría en la empresa”. No debe ser, en efecto, una cuestión económica pues, según mis cálculos la cantidad no abonada supone unos 700 euros y esto, para una empresa que factura en España, América Central y del Sur no da ni para el chocolate de la lora. Tampoco creo que lo hayan hecho para perjudicar a tres miembros de su plantilla y tener problemas laborales, legales, de rechazo social, etc. Yo lo achaco más a un hartazgo del trabajadores y trabajadoras y toda la paranoia montada a expensas del masculino genérico. A una aplicación estricta del lenguaje que ya viene malvado y ellos mismos han institucionalizado. Afirma la empresa que no ha abonado la subida del 1,5% a las trabajadoras “porque el texto sólo habla de trabajadores” y el sindicato se retrata afirmando que “Hasta ahora, que sepamos, los plurales servían para englobar a ambos géneros”. O sea, que lo saben, pero usan masculino más femenino para aparentar que llegan a más gente o para que las féminas vean que también piensan en ellas, lo que me parece un insulto a la mujer. Un atropello a la razón, que diría Sabina.
Si a lo expuesto sumas que la Junta de Andalucía advirtió a la Federación de Usuarios que utilizar el masculino genérico en campañas financiadas podría considerarse una infracción leve a la Ley General de Subvenciones y dar lugar a la pérdida de acceso a las mismas, empiezas a comprender, aunque no a compartir, la conducta de la aceitera. Todo por la moda de no hablar como se ha hablado siempre. Y siempre ha habido mujeres. Y muy dignas. Y nunca les molestó el uso ancestral del masculino genérico. Hasta ahora.
Y el caso es que, por más atención que pongo a las declaraciones de los líderes sindicales, nuevos y viejos, no paro de escuchar que defenderán ante los empresarios a los trabajadores y las trabajadoras, pero jamás oigo que los defenderán ante los empresarios y empresarias. Se ve que esto del masculino genérico es aplicable a unos pocos y tiene también sus limitaciones.
Este comentario fue publicado en el diario La Verdad, de Murcia, el 18-6-2.018

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