El cabrestante

Escrito por 30 junio 2018 0 0

En su forma sencilla, es un ingenio mecánico que básicamente consiste en una manivela en cuyo extremo lleva una rueda dentada pequeña que acciona otra mucho más grande, lo que le confiere un efecto multiplicador y nos permite levantar manualmente pesos que de otro modo sería imposible. Un pequeño freno tensado por un muelle se va incrustando en los valles de los dientes de la rueda pequeña evitando un retroceso inesperado que devolvería la carga a su posición inicial y podría dañarnos la mano, la muñeca o la parte del cuerpo que golpeara la manivela en su descontrolado retroceso.

Los políticos catalanes, desde hace muchos años –abra cualquier libro de historia y no pasará más de 8 o 10 páginas en las  que no  aparezca algún problema con Cataluña- vienen actuando como un cabrestante que va separando la carga del suelo, es decir Cataluña del resto de España, y una vez que han conseguido dar una vuelta a la manivela, el freno actúa y no hay posible marcha atrás. La próxima vez seguirán negociando dar otra vuelta a la manivela partiendo de lo conseguido anteriormente. Y, a veces, somos tan estupendos que es el gobierno central el que voluntariamente le da la vuelta a la manivela, separándonos un poco más, reforzando la autoestima y los derechos históricos que estos señores dicen que perdieron a comienzos del siglo XVIII. A fuerza de mentir en la televisión pública catalana, han acabado por creérselo ellos mismos. Unas veces por la gobernabilidad, otras te amenazo con la independencia, otras porque quiero votar, ahora con el acercamiento de los presos, por recuperar el Estatuto inconstitucional, después quitar el 155 de la Constitución y eliminar la rebelión y la secesión del C. Penal, ningunear al rey, etc. la cuestión es ir agrandando la brecha. Son insaciables, como la gallina del chiste que contaba mi amiga Rosario. Ahora quieren pactar, dialogar pero para seguir ganando altura, para agrandar la brecha todavía más. Tienen marcada su hoja de ruta: la independencia. Si por el camino consiguen dar un par de vueltas más a la manivela, pues eso que tenemos. Y porque saben que nadie les va a amenazar con soltar el muelle. Juegan con ventaja. Y lo saben.

La oposición acusa y acosa al presidente del Gobierno para que diga lo que tiene pactado con unos y otros, tema que niega reiteradamente. Y yo lo creo porque cuando llegas a la presidencia tras una moción visceral de censura no hace falta que pactes nada. Vas a ser presidente aunque el candidato sea Manolo el del Bombo. Lo que desde mi punto de vista lo hace todavía mucho más peligroso: cuando hay pactos ya sabes lo que hay, te guste o no. Pero, cuando tu continuidad depende de que algo más de media docena de parlamentarios se vuelvan en tu contra, te puedes encontrar en la calle en 48 horas, por eso no puedes decir que no a nadie y tienes que vivir calibrando tus decisiones, no por su idoneidad o su necesidad o porque lo hayas prometido, sino para que tus adversarios no sumen más de 175 en ningún momento. Pendiente del 176. Ya se van viendo cosicas.

Este comentario fue publicado en el diario La Verdad, de Murcia, el 4-7-18.

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