Investidura fallida

Escrito por 2 agosto 2019 0 0

Elegante, con su peinado característico y radiante de felicidad, la tercera autoridad del país se presenta ante el Rey para comunicarle algo que ya conocía: su jefe de filas, después de noventa días de arduas negociaciones, no ha conseguido el respaldo para formar gobierno.

A lo largo de este tiempo hemos sido bombardeados por toda suerte de augures, echadores de cartas y estudiosos de las alineaciones planetarias y otras artes ocultas, que en prensa, radio y televisión nos decían que habría pacto, que habría elecciones, que la abstención de estos o aquellos, que con mayoría simple, que las encuestas dicen, etc.

También hemos escuchado a otros próceres de la política con minúsculas, “que los españoles habíamos votado que pactasen”. Hombre, en mi colegio electoral no encontré papeleta alguna que tal cosa dijese, tal vez sea porque es un colegio de pueblo. Otros no querían hacernos pasar el mal trago de unas nuevas elecciones como si ir a votar fuese una molestia comparable a una extracción dental. ¡Qué tiernos! ¡Cómo nos protegen!

De momento, el Rey, como premio a esa ímproba y agotadora labor negociadora, nos obsequia con sesenta días más para que encuentren una solución -tema complicado la encuentren o no porque si la encuentran, a ver qué explicación dan para haber perdido los noventa días- y los augures nos tengan entretenidos lo que queda de verano con lo que podrá ser y todo lo contrario, sabiendo que los números son los que son y no lo que a unos y otros les hubiera gustado que fueran.

Ahora, en cuatro días, al núcleo duro negociador, que digo yo que será duro de mollera, se les ha encendido la bombilla y han encontrado la solución: un pacto a la portuguesa, algo por lo que ya abogaba el Sr. Sánchez en enero de 2.016, aunque, bien aplicado, este tipo de pacto sería la unión de los partidos de derechas y afines para impedir que gobernase el partido ganador de las elecciones, que fue lo que ocurrió en Portugal pero al revés: las izquierdas se unieron para desalojar a la derecha, que había ganado las elecciones.

Si para algo ha servido el debate de investidura ha sido para que veamos en vivo y en directo, con luz y taquígrafos, el mercadeo indecente, vulgar, indigno y barriobajero y la poca vergüenza con la que, desde la tribuna, regatean con nuestros votos como si estuviesen comprando unas gafas de sol en el top manta.

Dicen que nos quieren evitar otras elecciones. ¡Qué considerados ellos! Lo que no quieren es que el 10 de noviembre los mandemos a todos a coger oliva a Dinamarca y nos vayamos a la playa o a la sierra a pasar el día a su salud, aunque haga frío. Un mal día lo pasa cualquiera.

Este comentario fue publicado en el diario La Verdad, de Murcia el 2-8-2.019

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