Sorprende, a veces, la facilidad con la que algunos eslóganes nos llegan. Últimamente el “Yes, we can” del presidente Obama se coló en nuestras vidas como el: “Sí, se puede”, utilizado al principio en mítines políticos y luego se ha extendido a los deportes y cualquier acto de la vida cotidiana.
Ahora, va siendo hora de que los gobernantes actuales y futuros vayan interiorizando, para ponerlo en marcha cuanto antes, otro eslogan: el “América first” del presidente Trump y empezar a pensar en “España first /España ferst/ “España primero”.
Se tendrán que cambiar muchas cosas cuando se normalice la situación creada por el virus, y en cada paso que se dé, el “España primero” debe estar siempre presente.
La relación sería interminable, pues hay mucho que hacer, pero, a modo de ejemplo, se podría empezar por ayudar a emprendedores a reponer el tejido industrial del país, desaparecido porque era más fácil y barato que lo hicieran otros, y hemos llegado a un punto que aquí ya no sabemos hacer ni los botijos (el tema de las mascarillas nos ha sacado a todos las vergüenzas) así se crearían puestos de trabajo y evitaríamos la dependencia obsesiva del exterior, proteger los productos de la agricultura y la pesca e impedir que cualquier producto extranjero sea más barato que el nacional en la misma época del año, fomentar la energía eólica, la solar, para rebajar la factura energética, y un largo etcétera.
¿Proteccionismo? No necesariamente. Siempre habrá productos con los que comerciar.
Mientras esto llega nosotros podemos hacer la parte que nos toca y que esté a nuestro alcance comprando desde hoy mismo productos españoles, aunque molen más los extranjeros.
Y es que no somos tan malos cuando nos ponemos a hacer algo. Les voy a dejar con un caso verídico que ilustra este comentario y que les dejará con una sonrisa: Mi buen amigo Nevero trabajaba en una planta de hormigón, en el Cabezo Cortado, propiedad, al menos en parte, de los alemanes. Un día, durante la visita de uno de los jefes, se rompió el embrague al Mercedes que traía. Se empeñó el buen alemán en que se pidiera a Mercedes Alemania el recambio original, pues no le importaba el tiempo que tardara en llegar ni el precio. A los pocos días llegó un paquete de Alemania que contenía la ansiada pieza. Abierto en presencia del alemán, la etiqueta decía: «Fabricado para Mercedes por Embragues Fraymon, Carretera de Espinardo. Murcia. España.»
Este comentario fue publicado en el diario La Verdad, de Murcia, el 30-4-2.020
Escribrir una respuesta