Tontos muy tontos.

Escrito por 20 julio 2020 0 0

Lo que está ocurriendo en España recientemente con esto del coronavirus -dejemos atrás los cien primeros días por desconocimiento, incapacidad, falta de reflejos, ignorancia, etc.- es consecuencia, en gran parte, de que el legislador hace las leyes pensando que van dirigidas a cuarenta y siete millones de españoles sensatos, solidarios, obedientes, conscientes y no piensa en que también tienen que acatarlas un porcentaje cada vez más grande de tontos. No me refiero, evidentemente, a aquellos que, por desgracia familiar, pobreza, migraciones, etc. tienen carencias académicas graves. No. Precisamente en este colectivo están los más sensatos y conscientes de la realidad porque están acostumbrados a sobrevivir con ellas. Me refiero al “sobrao”, al dios, al que sabe más que nadie.

El castellano, en su riqueza, reconoce varias clases de tontos de las que cito unos pocos por no cansar: el tonto útil, el tonto de solemnidad, el tonto de remate, el tonto perdido, etc. Los murcianos tenemos nuestro tonto autóctono: el tontolpijo.

Este colectivo, presente en todas las clases sociales –unos dirigiendo mal y otros obedeciendo peor, saltándose el confinamiento hospitalario o domiciliario, llevando la mascarilla en el cuello o el codo, acudiendo a eventos multitudinarios, viajando por viajar, etc.-  está consiguiendo con su comportamiento que esto del coronavirus, una plaga que se erradica con agua, jabón, lejía y extremando al cien por cien tus precauciones durante 12 días, esté remontando de nuevo, con el agravante de que ahora caminamos hacia el invierno, y nos veremos confinados otra vez porque no pueden pasar unos días si diversión –léase dar culadas en un lugar abierto o cerrado con un cigarro en la boca, el móvil en la derecha y el cubata en la izquierda hasta las tantas de la mañana-.

Por eso cuando escucho: reuniones en grupos de no más de 10 personas, o locales al 50 o 75%, las mascarillas obligatorias aquí, recomendadas allí, confinamiento flexible, metro y medio de distancia, estar en fase de contención del virus o los rastreadores, me río por no llorar.

Como no se tomen medidas legales, contundentes, sin interpretaciones, sin atenuantes y se apliquen medidas disciplinarias severas, pronto veremos al sabio de turno por televisión, esperando al pico de la curva, que tendrá forma de uve invertida, de uve doble oblicua o de siete acostado o alguna parida parecida.

Entre tanto la gente enfermando, unos muriendo y otros con secuelas para toda la vida.

Este comentario fue publicado en el diario La Verdad, de Murcia, el 21-7-2.020

No hay comentarios todavía.

Escribrir una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *