Valientes con red

Escrito por 12 agosto 2020 0 0

A finales de enero, el abuelo de Mario, con el que coincido a la hora de recoger a los nietos del cole, estuvo unos días ingresado en el hospital. Cuando me contaba su proceso de enfermedad y curación, hizo un paréntesis para resaltar el comportamiento incívico de un paciente al que sentaron a su lado, en observación, que no paraba de hablar mal del hospital y de sus profesionales: que aquello era una mierda, que no lo atendía nadie, etc.  Cada poco tiempo se repetía en un bucle obsceno. Tras varios intentos fallidos para que se tranquilizara explicándole que estaban a la espera de los resultados de las pruebas que le habían hecho y al amparo de sus amenazas de irse del hospital, uno de los profesionales del mismo le dijo más o menos que no había problema, que firmara el alta voluntaria eximiendo al hospital y se podría marchar cuando quisiera. Como si del bálsamo de Fierabrás se tratara, allí murieron sus fanfarronerías y amenazas y pasó en segundos de Sancho el Bravo a Sancho Panza, más suave que un guante. Empezó a funcionar la comunicación.

Llevamos unos días en los que no nos podemos hacer con el control de la pandemia, cuyos casos no dejan de subir, y hay grupos que se reúnen específicamente para contagiarse, como hicieron 62 jóvenes en Tenerife recientemente.

Dicen que el mensaje de lo grave que es el tema no les llega y, profesionales que entienden de esto de estudiar las cabezas lo justifican porque sus cerebros no están formados del todo hasta los 22 años más o menos, es decir: pueden abortar, heredar, hacer testamento, la declaración de la renta, conducir un camión cisterna, votar, ser presidentes del Gobierno, pero no entienden las recomendaciones para evitar el contagio ni la gravedad del coronavirus después de seis meses hablando del tema, el confinamiento, treinta mil muertos, las secuelas de los afectados, el parón del país,…

Por eso sugiero que se avise con tiempo y que se tome buena nota de estos irresponsables privándoles de la gratuidad de la asistencia sanitaria en caso de contagio forzado, a ver si esto lo entienden ellos y ellas y sus papás y sus mamás, que, digo yo, tendrán más de 22 años.

Cuando tus actos son antisociales no debes ser beneficiario de ciertos derechos sociales.

Este comentario fue publicado en el diario La Verdad, de Murcia, el 14-8-2.020

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