Entiendo poco de fútbol. Lo justo. No olvido que es un juego, por tanto de todo puede pasar: que gane el que ha jugado peor, errores arbitrales, … pero lo veo injusto hoy que la tecnología puede evitar esto último. Como todos tengo mi equipo favorito, que no es precisamente el Barcelona. Pero si me piden que les diga cuál es para mí el mejor jugador español de los últimos tiempos me quedo, sin ninguna duda con Xavi Hernández. En el campo era como el Bobby Fischer o el Kárpov del partido: su cabeza siempre iba dos o tres jugadas por delante de lo que veían los demás. Gracias a él y a un grupo reducido de grandes jugadores España conquistó varios campeonatos de Europa y el Mundial. Por estos logros y por ser un ejemplo de juego limpio y porque su comportamiento deportivo era un modelo para los jóvenes, recibió junto con Iker Casillas el Príncipe de Asturias de los Deportes en 2012.
Dejado el Barcelona pasó al equipo catarí Al Sadd como jugador y después como entrenador, ganando todo lo que se puede ganar en aquel país.
A pesar de tener contrato para un año y medio más, el Barcelona, que es algo más que un club, le tiró los tejos para que dejara al Al Sadd (que se ha portado como un club señor) y volviera al equipo de sus amores. Imaginen por un instante la que se hubiera montado si hubiera sido al revés.
Cuando saltó la noticia aposté que Xavi no se iría, pues lo tenía por un señor incapaz de romper su palabra y no cumplir con el contrato y porque si algo no necesitaba el club catarí eran los cinco millones de la cláusula de rescisión. Pero me equivoqué.
Ahora le va mal a él y al Barça y de lo primero no me alegro, aunque, después de lo visto, tampoco me entristezco. Le deseo o mejor.
Este comentario fue publicado en el diario La Verdad, de Murcia, el 25-1-2022
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