Acogerse a sagrado

Escrito por 23 octubre 2017 1 0

Griegos y egipcios ya reconocían un cierto grado de protección a delincuentes, acusados de delitos o gentes  inocentes en sus templos. Entre otras cosas para que éstos gozasen de una cierta independencia, los vieran como algo superior, ajeno a lo terrenal, y se ganasen el respeto de todos. Intervenir en ellos hubiera supuesto una profanación. Esta costumbre ha ido pasando de  unas culturas a otras y ha estado en vigor casi hasta nuestros días.

Con mayor o menor aceptación, los poderes civiles respetaban este derecho, y templos, iglesias, abadías, monasterios, catedrales con sus patios y claustros, cementerios, incluso casas principales, se convertían en santuarios para los desvalidos contra la injusticia y violencia de sus opresores. Los peores delitos imaginables quedaban bajo este amparo, pero poco a poco se quedaron fuera de esa cobertura los más graves, y más tarde la abolición de este derecho fue total, al menos en España. Alemania, por citar un ejemplo, aún lo contempla.

El actual presidente de la Comunidad catalana, que miente hasta en su currículo personal y no es ni filólogo ni periodista, lo que no le resta legitimidad alguna, (en España puedes ser dirigente político y mentiroso a la vez) después de despreciar repetidamente la Constitución y las leyes que de ella emanan, (las mismas que le han puesto donde está), su propio Estatuto de Autonomía, de dejar a Cataluña en un caos social, económico y financiero  sin precedentes, de engañar a todos, principalmente a su gente, de hacer polvo la marca Cataluña, de sembrar dudas en Europa, de manipular actuaciones policiales, de originar el éxodo de cientos de empresas de peso y empobrecer a todo el país, ha decidido trasladar su domicilio habitual a la Casa de los Canónigos, palacete adjunto al Palacio de la Generalidad, residencia oficial del Presidente, donde residieron otros como Maciá, Companys o Tarradellas, ha reforzado su escolta personal y la hace proteger por los “GEO” de los Mozos, grupo especialmente preparado para intervenir en operaciones de alto riesgo de violencia armada .

Rechazado su uso en principio, como hicieron los cuatro presidentes que le precedieron, ahora ha optado por el cambio. Razones de trabajo que le da el “proceso”, es el pretexto que aducen sus cercanos.

Y yo me pregunto, ¿Son razones de trabajo o se ha acogido a sagrado? Si es por lo segundo le recuerdo que este privilegio fue abolido precisamente al entrar en vigor la Constitución. Tal vez por eso no la quiere.

Le dejo con una moraleja sacada de un cuento de las Mil y una noches: “Por más que se quiera huir, cuando llegue la hora será el encuentro, ni antes ni después”

Este comentario fue publicado en el diario La Verdad, de Murcia, el 24-10-2017

 

1 Comment
  • Ana Mª del Carmen
    octubre 28, 2017

    Que bien escribes y cuanto sabes.
    Mª Carmen.

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